Yván Antonio Fernando Tovar Ynoa (San Francisco de Macorís, 28 de marzo, 1942- SantoDomingo, 13 de abril, 2020), fue un artista visual dominicano que incursionó en el dibujo, la pintura, el grabado (aguafuerte y serigrafía), la acuarela, la aguada al óleo, la escultura y el arte objeto. Su obra está caracterizada por formas volumétricas y espaciales sobre fondo oscuro, enmarcando su arte dentro del Surrealismo, estilo que asumió de manera definitiva mientras vivió en París, exponiendo junto a los grandes representantes del movimiento a nivel internacional.
Es actualmente es uno de los artistas dominicanos más cotizado, tras la venta de su obra “La Menace/ La Amenaza” (1974), en la casa de subasta Sotheby’s, por doscientos cincuenta mil dólares (US$250,000) en mayo de 2020. La obra “L’hermaphrodite double” (1971), impuso un nuevo récord al ser vendida en 529,800.00 € (Quinientos veinte y nueve mil ochocientos), el primero de junio de 2022.
Tovar fue admitido en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) en 1955. Su vínculo con el arte, y su consecuente deseo por formarse en este campo, le motivó a mantenerse en la ENBA después de graduarse en 1959, teniendo como referencia las obras de sus maestros, el español José Gausachs y, el dominicano, Gilberto Hernández Ortega.
Una característica distintiva de las obras de Iván Tovar es el manejo de las tonalidades ocres, a las que el escritor dominicano Marcio Veloz Maggiolo designó como "colores ócreo";, acuñando así un término que ilustra la singularidad de la paleta del artista. Tovar tejía estas tonalidades en un tapiz onírico, donde más que aplicar pintura, parecía dar vida a sus sueños. Este enfoque revela un surrealismo puro en su obra, donde lo figurativo se
entrelaza con lo erótico, sugiriendo a veces la forma de los pechos femeninos en una transmutación visual que recuerda a los recursos literarios del Marqués de Sade. Y es que sus líneas curvas, punzantes y definidas, presentan universos bestiales cargados de mito y fascinación.
Ahora bien, no siempre fue surrealista; ensayó con varios modelos representacionales. En un momento fue, tal vez, el más figurativo de su generación, lo que se aprecia en la obra “Composición” (1960), Primer Premio Trujillo de Pintura. Sin embargo, al constatar su vitalidad para construir un universo paralelo y desenfadado, se puede apreciar que fue
creando un espacio sin límites, determinado por las emociones y el pragmatismo estético del drama humano respecto a la existencia.
Para comprender la dimensión de este genio creador, debemos seguir su línea de tiempo, sin perder de vista que la década de 1960 fue clave en el posicionamiento de su carrera artística y la definición de su estilo. El propio Tovar afirmó lo siguiente:
Llegué a París con el cabal de influencias de Hernández
Ortega, Wifredo Lam y con muchos deseos y entusiasmo
de enfrentar París, que es una ciudad dura pero te ofrece
toda su cultura y la posibilidad de encontrar nuevas
dimensiones de la vida.
El primer pintor que me cautivó con la atmósfera que envuelven sus cuadros de luz y color fue Johannes Vermeer. En él encontré la poesía del silencio. Al año de haber estudiado a fondo la pintura de Vermeer, boté al
zafacón unos 40 cuadros”.En 1965 viajó a Grecia, visitando Atenas y permaneceiendo por espacio de tres meses en Corfú donde pintó varios cuadros. En esta etapa empezó a explorar en la escala de grises influenciado por la obra del artista Giorgio Morandi. A partir de entonces, pintó cuadros monocromos experimentando con los grises que es donde se encuentra el equilibrio de los tonos que luego se van agregando hasta crear la gama que emocionalmente define cada una de sus obras.
No obstante, su residencia en la Ville Lumière resultó ser el punto neurálgico para dejar fluir sus inquietudes y dar paso a la imaginación, guiado por su sensibilidad, disciplina y respeto hacia su trabajo.
Las formas que pueblan sus configuraciones responden a su dominio de las conquistasbsemánticas y expresivas de la línea en tanto elemento estructural del cuadro. Le atrajo el volumen y la espacialidad develando así un universo referencial. Constantemente evocó las formas en una distribución ordenada del color, logrando una expresión propia, plena y sugerente.
De hecho, fue el influjo desplegado por sus formas sinuosas, perfectamente trazadas y coloridas sobre fondo oscuro, lo que impresionó al crítico de arte francés José Pierre, quien escribió para el catálogo de la primera muestra individual de Tovar en París, celebrada en la Galería 3 + 2 en 1969.
En 1970 fue invitado para participar en un proyecto itinerante en Suecia, bajo el título “Surrealism?” junto a los principales exponentes del movimiento surrealista, logrando presentar su obra en el Moderna Museet de Estocomo, en el Konsthall Göteborg y en el Moderna Museet Malmö de Suecia. A partir de aquí es considerado como un surrealista pleno.
En 1979 Tovar regresó a la República Dominicana, uniéndose en matrimonio a la periodista Emely Tueni con quien permaneció casado durante 8 años, constituyendo un gran apoyo en el impulso de su carrera en la década de 1980. En esta etapa, dedicó especial interés al arte objeto instalando un taller en Haina, provincia de San Cristóbal, teniendo como principales mecenas a Betty e Isaac Rudman.
Asimismo, se ocupó de presentar un compendio de obras definidas, auténticas e inconfundibles mediante cuatro individuales en la Galería de Arte Moderno de Santo Domingo, actual Museo de Arte Moderno. La primera muestra fue en 1980, la segunda en 1981 y, más tarde, en 1986 y 1987 respectivamente.
Sus nuevos trabajos asumieron con éxito la luminosidad y colorido del trópico, destacando la madurez conceptual, formal y estética alcanzadas en París. Tanto el dibujo como la gráfica han sido una fuente inagotable de inspiración para la artista, generando valiosas piezas como el "Alphabet de Iván Tovar", presentado en París en 1971. Algunas de las letras de este alfabeto fueron reproducidas en el libro "Fantasma de una lejana fantasía"; (1995), escrito por Guillermo Piña-Contreras, donde también se utilizó la obra “Sin título” (1982) de Tovar como portada. El “Alphabet de Iván Tovar” se imprimió de manera ampliada en el Taller Vallirana de Barcelona en 2017, bajo la producción de Yuri Ruiz, la gestión artística de Luis Gabú y la diagramación de Herminio Martínez.
Tanto el “Alphabet” de 1971 como el “Bestiaire” de 1996, cuentan con textos de José Pierre. El artista se ocupó de intervenir con lápices de colores varias piezas, logrando imprimir en cada una, un valor único. Para la publicación del “Bestiaire” se realizó una primera tirada de 30 ejemplares en París, bajo la edición de Antoine Soriano, presentados por el crítico de arte francés José Pierre. Así tenemos a “Alticorno, “Alcanluna”, “Milcorno”, “Tricorno violeta”, “Timireina” y “Fatipiedra”. Cada uno de estos animales son el resultado de la creatividad y genialidad del artista e inspiraron a la escritora dominicana María Teresa Ruiz de Catrain para entregar al público la obra: Las bestias de Iván, bajo el sello de Editora Serigraf con fecha de abril 2022.
En 1986, el artista se vinculó al galerista Ranier Sebelén quien se ocupó de representar sus trabajos hasta inicios de la década de 1990, posicionando el valor de sus obras en el mercado, propiciando un acuerdo de mecenazgo con el coleccionista Isaac Lif.
En 1987 Iván Tovar contrajo segundas nupcias con la reconocida actriz, productora, directora y maestra de teatro María Castillo, quien ha impulsado la promoción de sus obras en las últimas tres décadas. De esta unión nace en 1988, Daniela Tovar Castillo.
A inicios de la década de 1990, el galerista Geroge Nader se interesó por la obra de Iván Tovar, a quien siempre se había apoyado desde la galería familiar, acogiendo la muestra “Tovar 92” y la participación de la obra de Tovar en Art Miami en 1993. George Nader inició una labor de rescate de la producción visual del artista en Europa y en colecciones en Estados Unidos, lo que permitió, entregar al público dos importantes muestras en Santo Domingo. La primera, “Antología” se celebró en la Galería de Arte Nader en marzo de 1998 y, la segunda, en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo en junio de ese año, bajo el título: “Apología del Sueño”.
En 1999, su obra “Fenêtre peinte” formó parte de la exhibición “Surrealism: Two Private Eyes. The Nesuhi Ertegun and Daniel Filipacchi Collections” presentada en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York. Fue el único dominicano considerado entre los máximos representantes del surrealismo a nivel internacional, compartiendo escenario con René Magritte, Paul Klee, Salvador Dalí, Joan Miró, Max Ernst, Man Ray, Roberto
Matta, Wifredo Lam, Agustín Cárdenas, entre otros grandes exponentes.
Para el 2001, George Nader presentó el libro-catálogo Iván Tovar, una publicación de lujocon texto del crítico de arte francés Jean-Michel Gautier, por medio del cual se registró un amplio compendio de obras de sus diferentes etapas, lo que permite valorar su evolución artística.
Uno de los anhelos de Tovar era exponer junto a su amigo, el también artista surrealista Eugenio Fernández Granell y, aunque fue un deseo compartido, no se concretó. Así que para no dejar en el tiempo la posibilidad de un proyecto conjunto, en 2014 se presentó
“Tovar Antológica” en el Museo Fundación Eugenio Granell en Santiago de Compostela, España. Mientras que en 2017, la obra de Iván fue acogida en Madrid por la Galería David Bardía.
En 2018 el artista fue reconocido con el Premio Nacional de Artes Visuales por el Ministerio de Cultura de la República Dominicana. Sus obras se han exhibido en Estocolmo, Luxemburgo, Nueva York, Miami, Chicago y San Juan, Puerto Rico. También en Lisboa y Vilamoura en Portugal; en Venecia y Roma en Italia; en París, Cahors, Nimes y Lyons en Francia; en Basilea, Oslo y Copenhagen. Asimismo, se han presentado en Madrid y Santiago de Compostela en España, al igual que en Bruselas, Londres, Colonia, Caracas,
Montreal, México, Ecuador y, por supuesto, en República Dominicana, conservándose valiosos ejemplares de sus piezas en el Museo de Arte Moderno y en el Museo Bellapart en Santo Domingo, así como en el Centro León Jimenes en Santiago de los Caballeros.
Tovar vivió entre París, Santo Domingo y Jarabacoa. Los últimos tres años de su vida permaneció en Santiago de Compostela en España, regresando a Santo Domingo delicado de salud donde falleció el 13 de abril de 2020. Definitivamente, sus imágenes plásticas empezaron donde terminó su palabra. Fue un poeta visual cuyos versos extendió a su arte. En su universo, el poeta inspiró las obras.
Segundo Premio por la obra El tercer escalón (tinta sobre papel).
Texto de José Pierre
Textos de José Pierre
Textos de José Pierre
Poema de Iván Tovar
Texto de Ragnar von Holten
Texto de Philippe Audoin
Texto de Arnulfo Soto
Texto de Gloria Moanack
Texto de Philippe Audoin
Textos de Ragnar von Holten, José Pierre y Tor Ulven
Invitado de Honor
Textos de Marcio Veloz Maggiolo
Texto de Lyle O. Reitzel
Texto de Marianne de Tolentino