La intención de identificar, soñar, idear y plasmar alternativas visuales fuera de la realidad tangible la encontramos en la historia del arte oriental y occidental desde tiempos inmemoriales. En occidente tan lejanos como el siglo XV - XVI con El Jardín de las delicias de Hieronimus Bosch (El Bosco, ci. 1450-1516) así como las estaciones y los elementos de Giuseppe Arcimboldo (1527-1593) y, más cercanos, con la pintura metafísica de Giorgio da Chirico (1888-1978) realizadas en Italia en las primeras décadas del siglo XX. Al mismo tiempo Hugo Ball y Tristán Tzara, en Zúrich 1916, dan paso al movimiento Dadaísta y proponen subvertir el orden burgués racionalista que persistía en ese momento, con la valorización de lo irracional, lo onírico, el automatismo y la expresión del subconsciente.
La revolución surrealista estaba en marcha y en el París entre las dos guerras mundiales André Breton publicó el primer Manifiesto Surrealista, el 16 de octubre de 1924, donde planteó una expresión literaria y visual libertaria, lúdica, pasional, alucinada, fruto del inconsciente, para enfrentar a la burguesía decimonónica. Posteriormente el movimiento asumirá una postura política que lo acercará al comunismo y que provocará una división entre los que proponían un movimiento estético y los que propugnaban por un movimiento de compromiso político. La primera exposición surrealista tuvo lugar en París en 1925 y para el 1930 se organizó la Exposición Surrealista Internacional. El estallido de la Segunda Guerra Mundial detuvo su auge inicial.
Sin embargo, el surrealismo encontrará nuevos horizontes en América a partir de los años cuarenta. En el Caribe y, de manera particular en la República Dominicana, los artistas Jaime Colson, Eugenio Fernández Granell, Gilberto Hernández Ortega, Jorge Noceda Sánchez, Clara Ledesma e Iván Tovar contribuyeron a la incorporación de este lenguaje artístico moderno, en el devenir de la plástica en la región del Caribe en la segunda mitad del siglo XX.
En Diálogos Oníricos, en conmemoración del centenario de la publicación del primer Manifiesto Surrealista, les presentamos una selección de obras de autores que incursionaron en el movimiento, unos de manera muy activa en el surrealismo internacional, como Granell y Tovar. Otros de forma más discreta pero constante como Jorge Noceda Sánchez y, otros, como exploración de los estilos de vanguardias del siglo XX, tales como Colson, Hernández Ortega y Ledesma.
Myrna Guerrero Villalona
Directora Museo Bellapart
Linea Grafica por Samantha Sánchez.